Cuando a principios de año empecé a planear mi viaje de verano la cabeza me mandaba a África, pero un día por casualidad vi el viaje de India norte haciendo yoga y apareció una emoción que no desaparecía con el paso del tiempo. Con más corazón que cabeza, me planté en Barajas el 5 de agosto, sin expectativas y con más cosas que dejar que llevarme de la India.
El grupo fue el primer regalo: su tolerancia, amabilidad y cariño hizo fácil el viaje, pero la estratega, coordinadora, amiga y cercana Emma nos allanó y acercó el país hasta llegar a verlo con su toda su magia y caos, un lugar desquiciante para los sentidos y sin embargo, necesario para vernos a nosotros mismos. Ella nos lo mostró a través de sus sentidos y su corazón. Gracias Emma, eres una de esas perlas que uno se va encontrando en la vida.