Creo que como todo el mundo que se apunta a un viaje donde todo le es desconocido, la gente que lo organiza, las personas que le acompañarán, el país… siempre hay un pequeño miedo/duda.

Pero os aseguro que desde el momento en que todo empieza a gestarse, el sentimiento pasa a ser de ilusión. Sentimiento que va a ir en aumento en cuanto el viaje empiece. Es ese momento en el que te das cuenta que no podías haber elegido mejor. Cruzas la primera mirada con la coordinadora y sabes que todo va a ir bien, y cruzas la primera mirada con tus compañeros y sabes que van a ser tus amigos. Y a partir de aquí todo está por vivir, por disfrutar, por reír, por ver.

Sin duda, una experiencia que te va acompañar toda la vida y que seguramente recordarás con una sonrisa en la cara y otra en el corazón.

viaje yoga Myanmar
Teresa