Llevaba varios años queriendo conocer sudeste asiático, vi el viaje a Tailandia y por fechas me cuadraba: no me lo pensé. Que fuera un viaje de yoga para mí no era imprescindible, sino puramente coyuntural. De hecho, aunque uno de los requisitos era llevar esterilla, yo lo obvié porque pensaba que para practicar yoga ya lo podía hacer en España, que mientras que estaba en Tailandia bien podía conocer aquel país. Y así fue como me embarqué con Apasho en ese viaje.

El ‘fallo’ lo cometí el primer día en el que quedamos por la mañana para practicar yoga y yo también fui. Aunque el suelo tailandés estaba duro, todo lo demás era agradable: las prácticas de las asanas, las enseñanzas de Mónica…… Y después te sentías muy bien! Al día siguiente cuando volvíamos a quedar, volvía a repetir: enganchaba. Y así cada día. Y poco a poco fui reflexionando e interiorizando todo lo que iba aprendiendo.

La verdad que valió mucho la pena, lo pasamos muy bien, aprendimos mucho contigo y nos ayudaste a conectar con nosotras mismas: es posible llevar otro tipo de vida más equilibrado. Gracias por hacernos fluir y por devolvernos con energías renovadas!!! Gracias por ayudarnos tanto!!! POR FAVOR: sigue con este gran proyecto de Apasho Yoga.

Como conclusión: sólo sé que prometo repetir, fue un viaje magnífico, una experiencia maravillosa, todavía tengo muchas cosas que aprender de ti o contigo y que, eso sí: la próxima vez me llevo la esterilla 😉
Mónica: muchas, pero que muchas gracias por todo. Namaste!!!

Marivi