Un viaje inolvidable y que recomiendo a cualquier persona que practique yoga o incluso que quiera iniciarse.
Mónica tiene las cualidades (yo le llamo don) para que el viaje fluya y se disfrute al máximo en cada instante. Entregada, generosa y siempre con una sonrisa que contagia paz y felicidad.
Tailandia es un país fascinante que no dejará indiferente a ningún viajero incansable y las clases de yoga con Mónica son un regalo para encontrarse uno mismo en la cima de la felicidad.
Fui muy feliz durante esos 20 días. Gracias!